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domingo, 3 de octubre de 2010

ECUADOR: ¿MOTIN, SUBVERSIÓN O GOLPE DE ESTADO?



Por Enrique Bachinelo
Quito, la bella capital del cinturón del mundo: Ecuador, amaneció el día 30 de septiembre de 2010 con movimientos extraños y alejados de la normalidad. Las tropas de la policía nacional, sin que medie una explicación por parte de su circulo superior, se declaraba en “estado de emergencia”, es decir un motín: una actitud sediciosa  de los policías que no se constituyen en sus destinos de trabajo de cada día.  
El presidente Rafael Correa operado recientemente en el hospital del Seguro Social ecuatoriano, se encontraba impedido de movilizarse por sí mismo, sin embargo, fue lo suficientemente temerario como para presentarse en el cuartel policial del Regimiento Quito No 1 en donde había comenzado, como a las 8:00 de la mañana, el amotinamiento policial.  “La sociedad humana es un manicomio cuyos guardianes son los funcionarios y la policía”. 
El alzamiento policial de este día jueves, se presume que no fue sino un pretexto. La Asamblea Nacional  había resuelto el día anterior, aprobar la nueva Ley de Servicio Público y el presidente Rafael Correa dio curso legal a esa norma cuyo contenido contemplaba eliminar una serie de prebendas que recibían a título de ascensos, condecoraciones, cambios de los militares y policías. Pero lo que “desconocían” los amotinados es que mediante un nuevo dispositivo legal todos esos beneficios fueron incorporados a sus salarios bajo un tratamiento especial.  
Como en todo país democrático, en el Ecuador existen los sectores de derecha  inconformes con la política de Correa y, se aprovecharon de esta circunstancia para lograr la reacción violenta de algunos grupos contra esta aprobación legislativa, dándole un giro completamente falaz y diciéndoles que se había resuelto la supresión de una serie de derechos conquistados a favor de la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas.
A partir de esa hora, el Ecuador fue escenario de una serie de rumores, especulaciones, transmisiones en vivo y en directo de radios y estaciones de televisión. Todo lo cual daba la sensación de que el amotinamiento policial no fue sino la pantalla tras la cual comenzaron a actuar las fuerzas derechistas (los pelucones) que, desde hace tres años persiguen a Correa y su Revolución Ciudadana. El propio jefe de estado, en más de una ocasión, ha denunciado que estos sectores golpistas tratan de atentar contra el mandatario, por cualquier vía, incluido el asesinato, que en poco tiempo, ha sido capaz de conducir seis  procesos electorales y de ganarlos todos, como nunca antes había ocurrido en este país suramericano.
Lo cierto fue que, los mandos y la tropa policial, a primera hora, se declararon en una especie de paro de labores con las armas en la mano,  recibieron al  Presidente con abucheos, gases lacrimógenos  y hasta  agresión física. Por suerte, la guardia presidencial y algunos funcionarios que lo acompañaban lograron rescatarle y refugiarse en el propio hospital de la Policía, que está junto al regimiento policial, a fin de que puedan darle los primeros auxilios y ponerle a buen recaudo de los revoltosos.
Esa subversión policial fue inmediatamente respaldada en algunas ciudades del país, especialmente Cuenca, Guayaquil, Manabí y el esquema conspirador quedó  al descubierto, especialmente de maestros, de burócratas y de estudiantes universitarios de derecha, que comenzaron a salir a las calles demandando la sustitución de Correa por una “Junta Militar-Civil”.

Grupos que se identifican con  la Unión Nacional de Educadores,  la Federación de Estudiantes Universitarios y el Movimiento Popular Democrático que hasta hace poco estaban de acuerdo con la “Revolución Ciudadana” del presidente Correa,  pero ahora,  por razones aun desconocidas, se identificaron con los grupos derechistas y reaccionarios.   
Pasado el medio día, el panorama nacional comenzó a despejarse. El jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas el General de ejército Ernesto González, en cadena nacional de radio y televisión, desmintió que las Fuerzas Armadas estén participando de la asonada y proclamó que respetan el orden constituido y sus autoridades libremente elegidas por el pueblo de acuerdo a normas constitucionales. De Cuenca -la tercera ciudad del país- se presentó el propio jefe policial a desmentir que hay convulsión social y a decir que había tranquilidad y que las fuerzas policiales estaban cumpliendo con sus actividades normales.
Pasado el mediodía reinaba en el país una tensa tranquilidad. Los medios de la prensa nacional despachaban sus mensajes pormenorizando los movimientos de los subvertores o amotinados. Algunos círculos políticos calificaban el acontecimiento como un golpe de estado fallido. Se desconocía la suerte del  Presidente Correa, quien fue conducido al hospital de la policía para ser atendido del ataque de los gases lacrimógenos como de la golpiza de algunos policías exaltados.
Esta actitud inusual de los grupos del orden,  causó profunda preocupación en muchos países como Colombia, Venezuela, Cuba, México, Argentina, Bolivia, Chile, Perú, Paraguay, dando inicio a una ronda de mensajes de sus jefes de estado denunciando el golpe de estado y exigiendo respeto al gobierno constitucional de Ecuador. La OEA, como la UNASUR de la cual fue su presidente, también se sumaron inmediatamente al apoyo y solidaridad con el presidente Correa. 
Al margen de los mensajes escritos o trasmitidos por los medios de comunicación social, la presidenta de la Argentina Cristina Fernández de Kirchner, convoca a una reunión extraordinaria de los países amigos de Ecuador para tomar determinaciones adecuadas a las circunstancias del momento y  Buenos Aires recibe a los Jefes de Estado, quienes en  sesión extraordinaria rechazan el golpe subversivo de los policías ecuatorianos y otorgan a su presidente Rafael Correa el más amplio y solidario apoyo como al pueblo ecuatoriano. 
Las manifestaciones populares no se hicieron esperar. El rechazo inmediato y el apoyo solidario con el presidente de la republica, llegaban  de todos los rincones del país y de los vecinos amigos, fieles defensores de los derechos constitucionales de la voluntad de los pueblos. La Asamblea Nacional convocó a una sesión especial para las 5 de la tarde, puesto que en horas de la mañana, la guardia legislativa -que también es policial- rodeó el edificio e impidió la entrada de todos los legisladores. 
Con el transcurso de las horas, la población sorprendida y arrebatada comenzó a aglomerarse en las plazas cercanas al palacio de gobierno. Una marea humana se dirige al hospital de la Policía Nacional -en el centro occidente de Quito- a rescatar al Presidente Rafael Correa y llevarlo de regreso al Palacio de Gobierno (el Palacio de Carondelet) después de haber estado en una situación de secuestro, en manos de los principales actores de este fallido golpe de estado.
El pueblo no tiene armas. Imposible tomar acciones de hecho para el rescate de su presidente. Pero, en esos momentos surgen las Fuerzas Armadas que inician el ataque al hospital para el rescate de su Comandante General.  En el enfrenamiento se producen cinco bajas y aproximadamente como doscientos heridos. El final no se hizo esperar y Correa fue conducido al palacio de gobierno por el pueblo y su ejército.  El presidente ecuatorianoRafael Correasalió esta noche en una silla de ruedas con máscara antigases en medio de un fuerte cordón de efectivos del Grupo de Operaciones Especiales de lasFuerzas Armadas
La voz del pueblo dice que  el golpe de estado habría sido un proyecto de la ultraderecha ecuatoriana, presumiblemente con la asistencia de organismos internacionales como la CIA, USAID, lNED, SIP, y el Grupo de Diarios derechistas de América.  El paso del tiempo y las investigaciones que se cumplirán, seguramente mostrarán a los autores de este ingrato acontecimiento inconstitucional que, en estos momentos ya pasaron a la historia como las  páginas negras de golpismo militar en Sur América.
El presidente de Ecuador, Rafael Correa, ha acusado a la oposición de haber estado detrás de la sublevación policial que lo tuvo retenido durante varias horas en un hospital de la Policía Nacional de Quito. En concreto el mandatario ecuatoriano ha apuntado al ex presidente Lucio Gutiérrez (2003-2005) como instigador de “intento de golpe de Estado”. 
La paz ha retornado a la república de Ecuador, pero las vidas perdidas y el mas de un centenar de heridos de este malhadado acontecimiento no deben quedar en la impunidad.  Paz en la tumba a las victimas de la reacción ecuatoriana y justicia a los revoltosos. 
“Si el hombre fracasa en conciliar justicia y libertad, fracasa en todo”.  Albert Camus, escritor francés.

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