Dos millones reciben en Rio el 2010 con deseos de paz y llenos de esperanza
Dos millones de personas recibieron este jueves con euforia el Año Nuevo en la famosa playa Copacabana de la ciudad de Río de Janeiro, principal atracción turística brasileña.
Después de un año difícil por la crisis financiera global, la gente participó con ganas en un ritual que dividió en blanco de paz y verde de esperanza los colores de las vestimentas usadas por los cariocas para sus deseos de fin de año.
Tras seis días de lluvia y un fuerte aguacero este jueves, la noche dio una tregua y el público llegó fluidamente y antes de la medianoche la "Princesita del Mar" ya congregaba unas 2 millones.
Días antes, la "Ciudad Maravillosa" estuvo inundada por momentos y en el Estado hubo 19 muertos debido al temporal, pero aun y así la multitud acudió a presenciar espectáculo de año nuevo.
La fiesta más promocionada fue la de Copacabana, donde se disparó la mayor parte de los fuegos ante la multitud y muchos barcos anclados con las luces encendidas.
"Estoy aquí desde temprano para estar segura de poder manifestar mi alegría y esperanza", dijo a la AFP Lidia, una estudiante de 24 años que estaba en Copabacana.
Las explosiones llevaron a los presentes al éxtasis en brindis de espumante y tratando de saltar siete olas en un mar sumamente bravo, como la tradición manda para comenzar bien el año.
Cientos de personas se lanzaron a las aguas del mar Atlántico para expresar sus deseos, empezando por el de paz por la endémica violencia urbana que vive Río y el de esperanza de cambios.
Muchos se trenzaron en besos para coronar la llegada del nuevo año y en promesas de cambios sin seguridad garantizada mientras las explosiones de la pirotecnia copaban las arenas de Copacabana.
Río de Janeiro organizaba siete eventos, que consumieron unas 16 toneladas de material: 10 en Copacabana -donde se instalaron nueve de las 15 balsas para los disparos pirotécnicos-, tres en Flamengo y el resto en la vecina Niteroi.
En los escenarios hubo 13 espectáculos que incluyeron artistas como la banda Paralamas do Sucesso, el cantante bahiano Carlinhos Brown, la Orquesta Sinfónica de la estatal Petrobras, la percusión de la escola de Samba Salgueiro o el sambista Arlindo Cruz.
El show fue organizado por el estadounidense Scott Givens, especialista de grandes eventos, y tuvo un costo de casi 10 millones de dólares.
Entre la multitud hubo miles de turistas y principalmemte se destacaron los cruceros que llegaron hasta aguas de Copacabana. La mayor parte se quedó cerca de la costa tratando de ver casi al nivel del mar los fuegos, que se reflejaron en el agua de forma espectacular.
La pirotecnia estuvo a cargo del Grupo F francés (responsable de la iluminación de la Torre Eiffel al inicio del año 2000), que formó en el cielo dibujos con motivos como paz y prosperidad para 2010.
Más del 95% de los locales de hospedaje en Río estaban ocupados y se esperaba que casi 40% de los más de 600.000 visitantes fueran extranjeros.
Los turistas que llegaron son de todos los niveles, desde los que vienen y duermen en bus cerca del área hasta los que pagan entre 4.800 y 32.500 dólares por cinco días en un hotel de lujo.
La Policía Militarizada (PM) movilizó 1.473 efectivos y montó 30 puestos de observación costeros, apoyada por otros cuerpos y por un sistema de monitoreo visual nocturno israelí controlado desde microbuses para captar imágenes en plena oscuridad.
La ocupación policial de favelas aledañas a las playas de Copacabana e Ipanema y el desalojo de narcotraficantes dio una mayor seguridad al evento.
La elección de Río como sede de los Juegos Olímpicos de 2016 y su probable designación para la final del Mundial 2014 dio un buen empujón a la fiesta este año, con las autoridades y locales eufóricos por la condición especial de la ciudad en el mapa mundial.
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