Recién pasado el referéndum en que presencié una de las páginas más oscuras que había vivido en mi larga vida, asombrada por la manipulación de los Arias, el fraude que cometieron y sobre todo ante el cinismo de Fernando Sánchez Campos, diputado, co-autor del Memorándum del Miedo, quien tranquilamente permanecía en su curul, decidí salir de mi casa cada tarde a manifestarme en las barras de la Asamblea Legislativa con un letrerito que decía solamente “Fuera Sánchez”
Solo 3 días habían transcurrido en mi humilde protesta, cuando un diputado de Liberación Nacional, pidió la palabra, y para asombro mío y de quienes estaban en las barras, en lugar de hacer una disertación inteligente y aprovechar ese espacio legislativo tan valioso para proponer algo positivo y coherente al país, decidió atacarme a mí de la forma más ruin y grosera.
¡Me trató de vieja vagabunda y me mandó a rezar el rosario!
A mis 85 años, pensionada, luego de haberle servido al país como educadora y madre, como ciudadana y mujer de bien, de haber criado 4 hijos que son mi orgullo, nadie tenía derecho a tratarme de esa manera, mucho menos un diputado. Su nombre: Olivier Ibo Jiménez Rojas. Ahí no termina la historia, mientras yo intentaba salir del asombro de semejante agresión, la diputada Ofelia Taitelbaum no se dio cuenta que su micrófono estaba abierto y agregó en tono de felicitación un elogio al diputado agresor.
Otras personas que estaban en las barras no sabían qué hacer. Yo me sentía humillada, descalificada, sola. En ese momento una mujer desconocida tomó un marcador y sobre una hoja de papel rosado escribió “CHUCHINGA: costarriqueñismo que se refiere al hombre capaz de ofender a una mujer” y lo sostuvo contra las ventanas como primera protesta.
Solidariamente los presentes llegaron a abrazarme y con esa gente linda constituimos el beligerante “Comité de las Barras”, entonces, los cobardes diputados y diputadas limitaron nuestro derecho a la libertad de expresión, polarizaron los vidrios, oscurecieron el recinto de las barras, cerraron las ventanas con lo que el calor resultaba insoportable y las tinieblas claustrofóbicas. Así nos expulsaron a quienes teníamos derecho a manifestarnos.
Y entonces, protegidos de nuestras miradas, silenciados y sin “letreros ofensivos” pasaron leyes ignominiosas que lesionaban el bienestar del pueblo en la agenda de implementación que fue más allá de lo exigido en el TLC.
Hoy, al iniciar el año 2010, con una “defensora” impuesta por Oscar Arias, el pueblo nuevamente llama a manifestarse, mientras sus partidarios en las listas del Partido Liberación Nacional incitan a la violencia y a volar garrote.Ahí estaré esperándolos a ver si otra vez desde mi indefensión, me agreden.
Miriam Zamora Solera ced. 2-116-773
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